Rescatar las pocas cosas buenas que todavía existen

En medio de las peleas entre Silvia Suller, la otra vieja que no me acuerdo como se llama y el jurado de "Robando espacio de aire por un sueño", se me vinieron a la mente varias preguntas:

¿Estas personas realmente pensarán? ¿Para qué vivirán? ¿Se preguntarán tantas pelotudeces como yo? y varias más, pero no vienen al caso.
Eso me hizo recordar una frase que el padre de un amigo siempre dice: Doscientos mil años de evolución para esto... ¡Cuanta verdad en tan pocas palabras!

Después de un rato de buscar explicación para tanta estupidez, me alegré al leer un texto en internet. Este artículo hablaba del capitán del rompehielos argentino Almirante Irízar, Guillermo Alejandro Nelson Tarapow. Mostrando valores que muchos han perdido para siempre y otros nunca los han tenido, como la fe, la lealtad, el sacrificio y el coraje, y al ver que el barco se hundía, dio la órden de abandonar el barco a sus tripulantes, quedando solo él, el barco moribundo y el frío mar.

Dieciseis horas después del naufragio, sus hombres llegaron a tierra firme y el capitán se entera de que el gobierno ha decidido que el barco sea remolcado a puerto Madryn. Varios barcos de toda la costa atlántica argentina se lanzaron mar adentro a salvar al Irízar.

El Capitán abandonó el barco cuando un equipo de la Armada llegó al lugar a sacarlo para comenzar las tareas de remolque.















Ahora viene la reflexión. No cabe duda de que el Capitán Taparow es un héroe y merece respeto. Creo que gente así es la que hace falta para construir un futuro. Gente con principios y fiel a ellos. Gente dispuesta a dar su vida por honor. Gente que hace lo que debe hacerse por más que sea una situación complicada y de alto riesgo y no prefiere el bienestar individual al colectivo. Gente que merece llamarse gente.

Este tipo de cosas son las que merecen destacarse en la televisión y en los diarios. Tomemos conciencia y trabajemos para construir un país en serio.